martes, 5 de enero de 2010

Muerte al Rey Baltasar

La crisis, la economía y el desempleo amenazan el Año Nuevo. La crisis, la economía y el desempleo pretenden abrir grietas en el mármol de nuestra historia. La crisis moral, la economía de esfuerzo y el desempleo intelectual: los Tres Reyes Vagos del Mundo Libre.

La demolición de las universidades y los museos cede terreno a los espacios comerciales, dominio del ciudadano antidecente, perezoso y sonámbulo, cuyo interés por el arte se concentra en los escaparates. ¡Adorables adornos navideños! ¿Acaso mi vanidad me permite despreciarlos? ¿Quién soy yo —una superficial cazadora de tendencias— para tirar la primera piedra? ¿Quién soy para erigirme como modelo, en la víspera de las rebajas? El viejo proverbio chino me ofrece una respuesta matemática: cuando acuses con el índice, observa que otros tres dedos apuntan hacia ti. ¿Ha hecho usted la prueba, Tanako querida? Imposible después de lo que hemos pasado juntas, ¿no es así?

Los Tres Reyes Vagos sientan en sus rodillas a los pequeños que hacen cola para entregarles la carta. Yo estoy a punto de convertir el trono de Baltasar en una silla eléctrica. Cierro el seccionador de alta tensión antes de que suba la siguiente niña, que observa cómo se riza la barba sintética del rey, mientras la pintura de su cara se derrite en lágrimas de cera negra. Los niños tienen derecho a la verdad.

—¿Por qué has dejado a dos con vida?

—No creo que esos dos actores olviden lo que han visto esta tarde, inspectora.

—¡Tú misma lo has dicho! ¡Era un actor, un tipo con la cara pintada de betún, contratado para ilusionar a los niños! ¿Y al camello, qué le has hecho?

—El camello está bien. Nada de animales, niños o políticos.

—Penny McKornic y Aldo Swarandnuggets ya están en la lista. ¿Cómo quieres que me fíe de tus normas?

—Respeto la Etiqueta al pie de la letra. ¿Quiere saber cuál ha sido la marca del muerto?

—Me lo vas a decir se todas formas.

—El fraude. Las escrituras no dicen que fueran tres, tampoco dicen que fueran reyes.

—¿Por qué Baltasar? Precisamente durante el mandato de Obama. ¡Por qué has tenido que escalfar al negro!

—¿Mencionan las escrituras la raza de Baltasar?

—¡No puedes, no puedes tomarte la Biblia al pie de la letra!

—¿Está bien mentir a los niños?

—Mejor matar la ilusión, claro. ¿Qué les vamos a decir ahora?

—Una niña de mi cole me dijo que los reyes eran los padres. Teníamos siete años.

—¿Y la mataste por eso?

—No me lo creí, porque los reyes eran tres y los padres sólo dos. Esta tarde hemos igualado la ecuación.

—La niña, la niña que iba a sentarse en las rodillas de Baltasar... ¿Has visto sus ojos? ¡Lo ha visto sacudirse como una sardina!

—Ha visto lo que había bajo la peluca y el maquillaje. Le hemos mostrado la verdad.

—¿Qué verdad?

—Que este año de crisis hay un rey menos. Que recibirá sus regalos, dos terceras partes.